La racionalidad no ha sido la única guía que ha influido en la historia de la humanidad hasta nuestros días. Se debe tener presente que el conjunto de formas de vida, creencias, valores, sentimientos, emociones y significados han tenido (y tienen) un papel fundamental en la narrativa histórica del ser humano e influyen en la formación de la identidad personal de los individuos y de la sociedad en la que viven o a la que pertenecen. Por este motivo, en la quinta edición del proyecto “Docencia en Historia con perspectiva de género” nos proponemos vindicar la trascendencia de lo sentimental, lo afectivo y lo emotivo para el pensamiento y la explicación histórica desde las variadas dimensiones que admite su carácter poliédrico: como objeto de análisis en sí mismo, en cuanto categoría heurística o en forma de relato de los/las afectados/as, reflejándose en diversas disciplinas como sucede en la historia, el arte, la literatura, la música o la cultura audiovisual y siendo además un puente que conecta a las personas y rompe con barreras culturales y lingüísticas.